Del latín discursus, un discurso es un mensaje que se pronuncia de manera pública. Se trata de una acción comunicativa cuya finalidad es exponer o transmitir algún tipo de información y, por lo general, convencer a los oyentes.
Para la lingüística, el discurso puede ser oral o escrito. Esto quiere decir que algunos textos también pueden considerarse como discursos.
Cuando hablamos de un discurso, nos referimos a una exposición oral a partir de un texto escrito este texto lo que hace recoger una serie de ideas y de datos sobre algo que vamos a decir frente a un público. Dentro de los discursos podemos encontrar todo tipo de temática, desde la literaria, la social, la técnica, la política, económica, etc. pero lo que realmente importa es la manera de exponer ese discurso y de transmitirlo a los demás.
La importancia del discurso radica en la manera en que se transmite a un público. La mejor manera de hacerlo es siguiendo una serie de pautas que nos va a ayudar a que se discurso llegue mucho mejor, sea entendible irreconocible y, lo más importante, lo que le transmitir aquello que quiere que el auditorio reciba.
En el discurso se expresa aquello sobre lo que el emisor piensa y puede tener como objetivo entretener, convencer o informar.
Existen tipos de discursos como: discursos narrativos, discursos expositivos y discursos argumentativos, también conocidos como órdenes discursivos.
Discurso narrativo: este discurso expone una serie de hechos a través de una trama y argumentos. El discurso narrativo si bien predomina en textos literarios, también se los puede encontrar por ejemplo, en los noticieros. Su estructura contiene un inicio, nudo y desenlace. A lo largo de este se presenta una intriga que es la que mantiene al receptor atento ya que no se la resuelve hasta el final.
La narraciòn es una de las formas más utilizadas; está por sobre otras formas más subjetivas como la explicación y la definición. Consiste en una sucesión de acontecimientos en un tiempo que pasa. A partir de una situación inicial se llega a una situación final a través de una transformación. La narración debe incluir necesariamente un Sujeto o Actor, ya sea animado o inanimado.
Existe además un cambio constante de los estados emocionales o materiales (por ejemplo, de alegría a tristeza, de pobreza a riqueza). Desde el punto de vista gramatical, se suele usar el presente o el pasado y como trasfondo el imperfecto.
Discurso expositivo: los discursos de este tipo buscan explicar de manera concisa, clara y objetiva una temática en particular. La estructura de estos discursos está compuesta por una introducción, en la que se aclara el tema que será tratado, la explicación y, por último, un resumen o epílogo donde se repasen las principales nociones tratadas.
Discurso argumentativo: este discurso tiene la función de convencer al receptor sobre una determinada cuestión por medio de su entendimiento lógico. Para esto, los argumentos a los que acuda el emisor deben ser sustentados de manera racional, debe sonar convincente, no se debe avasallar al receptor, sino que este sienta que se transmite una verdad universal. La estructura de este tipo de discursos se compone de una tesis o idea a demostrar, que se plantea al principio, luego se exponen los argumentos y finalmente la conclusión, en la que se reafirma la idea inicial pero con las justificaciones racionales ya expuestas.
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